domingo, 27 de octubre de 2013

MARTIN LUTHER KING


I HAVE A DREAM

Dirigió la histórica marcha a Washington (28 de agosto de 1963) donde pronunció su famoso discurso “I Have a Dream” (Tengo un Sueño), que a continuación reproducimos algunos mejores extractos (a modesto criterio del suscrito):

“Un gran rayo de luz de esperanza vino como un lindo amanecer al final de una larga noche de cautiverio.
Somos arquitectos de nuestro destino.  Nos rehusamos a creer que existen limitaciones para nuestros afectos, creemos en la existencia de una gran bóveda de oportunidades.
Es el momento de hacer realidad las promesas, de sacar nuestras ilusiones de las arenas movedizas, dejemos de estar parados en el umbral gastado que conduce a la infelicidad.
No podemos caminar solos. Y al caminar, debemos hacer la promesa que siempre marcharemos adelante. No podemos volver a tras.
Hasta que la justicia corra como el agua y las virtudes como fuerte quebrada. Yo tengo un sueño que algún día cada valle será elevado y cada colina y montaña serán hechas llanas. Con esta fe podremos labrar de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza”.

HÉROE DE LA PAZ:

En 1964, el doctor Martin Luther King fue galardonado con el Premio Nóbel de la Paz (a la edad de 35 años – hombre más joven -, el segundo norteamericano y el tercer negro premiado con el Premio Nóbel de la Paz). Al  recibir el premio, ofreció un discurso que es un canto a la esperanza para todo hombre que cree en la fuerza liberadora del amor, que a continuación reproducimos algunos mejores extractos (a modesto criterio del suscrito):

“Hoy, en la noche del mundo y en la esperanza de la Buena Nueva, afirmo con audacia mi fe en el futuro de la humanidad. Me niego a creer que las circunstancias actuales hagan incapaces a los hombres para hacer una tierra mejor. Me niego a creer que el ser humano no sea mas que una brizna de paja azotada por la corriente de la vida, y sin tener posibilidad alguna de influir en el curso de los acontecimientos. Me niego a compartir la opinión de aquellos que pretenden que el hombre es, hasta un punto tal, cautivo de la noche sin estrellas, del racismo y de la guerra; que la aurora radiante de la paz y de la fraternidad no podrá nunca llegar a ser una realidad. Me niego a hacer mia la afirmación cinica de que los pueblos iran cayendo, uno tras otro, en el torbellino del militarismo, hacia el infierno de la destrucción termonuclear. Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la ultima palabra. La vida, aun provisionalmente vencida, es siempre mas fuerte que la muerte. Creo firmemente que, incluso en medio de los obuses que estallan y de los cañones que retumban, permanece la esperanza de un radiante amanecer. Me atrevo a creer que, un día, todos los habitantes de la tierra podrán tener tres comidas al dia para la vida de su cuerpo, educación y cultura para la salud de sus espíritu, igualdad y libertad para la vida de su corazón”.